Éter.

Era una de esas noches que soñé que moría, donde ya había muerto varias veces el mismo día, donde ya no creía que podría morir en vida, durmamos, duermamos, duermemos y tantas palabras que ya no se si existen. El día de hoy yo ignoro porque me desprecio tanto, ignoro porque me castigo solo, porque me hago lo que me hago a quemarropa, ignoro porque respiro el aire sulfuroso de mi propio infierno y me sorprendo de ser lo que soy ahora, me sorprendo de añorar la muerte ahora, el descanso que solo buscan los débiles y que los cansados encuentran. De noche suelo perder el contexto, en las sombras es difícil reconocer y ver el contorno y el contexto de donde terminan las cosas. Te hablo en lenguas, lenguas etílicas, lenguas que no están muertas pero que parece que quisieran estarlo, que piden la absolución a gritos ahogados, que no intentan preocuparte, pero que son gritos de auxilio disimulados, que son llamadas de atención para mí, y berridos necios para ti, que debo encontrarme una mejor profesión que la de ser Juanito y el lobo, dormirtranquilo.